viernes, 13 de enero de 2012

La palabra

Podemos pensar lo que se nos antoje, pero podemos decir, sólo pasando lo pensado por un tamiz muy fino...

¡CUIDADO con de las palabras!

Las palabras, el lenguaje, tienen el poder de crear y construir lo pensado y premeditado por nuestra mente, pero también tiene el poder de modelarnos.
Las palabras -el discurso- son lo que dirige al mundo, a la gente, a las conciencias individuales y colectivas.
Dime lo que se dice, cómo se lo dice, y te diré qué es y cómo es, y por supuesto, cuál es su proyección de futuro.

Las palabras toscas, inexactas, torpes, burdas, groseras e impregnadas de ignorancia y mala fe generan, provocan, producen malas costumbres, con las que respondemos ante cualquier reto que se nos presente.

Para que la palabra sea sustentadora ha de ser verídica, elaborada, límpida, correcta, sabia.
Para eso fue creado el lenguaje durante miles de milenios.

La palabra, el verbo escrito hacen de nosotros lo que implican.
En ellas va la fuerza del pensamiento que las generó, va el origen de su significado, va el deseo que motiva a decirlas y hasta su forma, configuración, figura o diseño tiene la influencia sobre nuestra programación genética (que se modifica o confirma permanentemente).

Las palabras son energía substancial que mueve los programas en nuestros genes. Si bien esos genes provienen de las experiencias vividas por nuestros antepasados no nacemos pre-determinados, ya que el ADN es una grabadora constante que recepta todo lo que se manifiesta en el entorno -sea positivo o negativo- y lo guarda y se revela en nuestro comportamiento, actuación o estilo de vida.

Nuestros genes son unas micro computadoras que están grabando de instante en instante todo lo que a su alrededor esté pasando y todo lo que se capte con nuestros cinco sentidos, y lógicamente si estamos diciendo palabras que tienen una vibración negativa esto es captado por el oído y llevado a toda nuestra genética y el daño es tanto para el que lo pronuncia como para el que lo oye.
Las malas palabras, los malos discursos, las discusiones destructivas, el trato irrespetuoso, los chismes, son actos contrarios a un buen actuar, pensar y sentir y a la posibilidad de una convivencia no sólo armónica, sino constructiva.
La palabra programa la acción que conlleva implícita; la palabra nuca es 'nada más que una expresión', aire modulado. Cuando es negativa encierra más violencia que una puñalada.
Es preciso detener la infidia de las palabras mal intencionadas y, si es posible, revocarla.

En el libro consignado a continuación se publican los secretos que fueron develados a los judíos para desarrollar el poder que siempre han tenido y que por eso son los dueños de la economía humana.
LIBRO: LA MAGIA DEL VERBO O EL PODER DE LAS LETRAS POR EL DR. JORGE ADOUM.

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